Cápsula | Espacio ≠ Lugar

Autores: Daniel Orellana Vintimilla y Gabriela Carrión Astudillo

Los parques, plazas, veredas, orillas de ríos, y jardines son parte fundamental de la ciudad. Son los lugares donde nos encontramos con “los otros”, los que no son parte de nuestra familia, amigos o colegas.

Esta posibilidad de interactuar con quienes son diferentes genera y fortalece el sentido de comunidad, el reconocimiento de la diversidad y el respeto a los demás. Es por eso que las ciudades que priorizan e invierten en estos tipos de lugares, generalmente presentan mejores índices de seguridad y albergan a comunidades más fuertes y solidarias.

Pero en muchas ciudades existen barrios periféricos donde no se han planificado ni construido formalmente parques, plazas o jardines públicos. En estos sitios, sin embargo, las comunidades se suelen organizar para aprovechar los “espacios vacíos” y realizar mingas para adecuarlos, equiparlos y mantenerlos con sus propios recursos y esfuerzo. Estos lugares auto-construidos de manera colaborativa, sin un diseño formal o una planificación externa, tienen un profundo significado para los habitantes del barrio y forman parte de la identidad colectiva de la comunidad. En contraste, existen muchos parques y plazas que han sido planificados, diseñados y construidos de forma tradicional por los gobiernos locales, siguiendo modelos predeterminados y repetitivos de “copiar y pegar” sin considerar aspectos del uso y accesibilidad de los habitantes, y sin ningún tipo de relación con la comunidad donde se emplazan. A menudo, estos espacios públicos no logran despertar un sentido de apropiación de la comunidad, tienen poco uso y actividad y se vuelven inseguros.

 

Espacio autoproducido por la comunidad, Santa Lucía de Llacao, Cuenca - Ecuador, 2020.

Hay por lo tanto una diferencia fundamental entre un espacio y un lugar. Un espacio es algo abstracto, una dimensión geométrica y una porción del territorio que carece de significado y no está conectada con la interacción social. Un lugar, por el contrario, está lleno de significado, es capaz de provocar sensaciones, evocar recuerdos y originar interacción entre las personas. Los lugares son, por lo tanto, espacios que cobran sentido. Cualquier espacio puede convertirse en lugar, pero no todos los espacios son lugares. Debemos, por lo tanto, pasar de planificar espacios públicos a generar lugares públicos.

Espacio autoproducido por la comunidad, Baños, Cuenca - Ecuador, 2021. Pablo Zuñiga

Desde la academia, debemos fortalecer el diálogo interdisciplinario para generar procesos en los cuales los planificadores, diseñadores, arquitectos, sociólogos, biólogos, antropólogos trabajen junto con los habitantes de los barrios, hombres, mujeres, niños y niñas, ancianos, jóvenes, en un proceso de codiseño y coproducción de parques, plazas y calles vibrantes y llenas de significado. Esto además fortalecerá la participación activa, la corresponsabilidad y la apropiación democrática de los comunes urbanos.

Sobre los autores

Daniel Orellana es profesor principal en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y director de LlactaLAB - Ciudades Sustentables, en el Departamento Interdisciplinario de Espacio y Población. Su investigación se enfoca en estudiar las interacciones entre los seres humanos y el ambiente desde una perspectiva multidisciplinar.

Gabriela Carrión es investigadora en LlactaLAB - Ciudades Sustentables, en el Departamento Interdisciplinario de Espacio y Población. Arquitecta por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca. Sus intereses se enfocan en el desarrollo de zonas vulnerables, aprender del entorno construido y su influencia en el comportamiento humano.

Bibliografía revisada

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