La Universidad de Cuenca se convirtió en el centro del debate educativo a través del I Simposio de Educación: Investigación en Educación: Nuevas perspectivas para el cambio social, un evento que invitó a repensar la educación como herramienta clave para transformar las sociedades actuales. El simposio, organizado por el Departamento de Educación y la Coordinación de Investigación de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, buscó fomentar la reflexión y el intercambio de conocimientos en torno a la innovación educativa y su impacto en los desafíos sociales del siglo XXI.
En su intervención Fernando Ortiz, decano de la Facultad de Filosofía, reflexionó sobre el legado de Marshal McLuhan y el papel de las tecnologías como extensiones humanas en un mundo interconectado. Ortiz destacó cómo, en este ecosistema digital, el aprendizaje y la enseñanza enfrentan el desafío de adaptarse a un contexto en constante cambio, donde la conexión a internet se ha vuelto tan esencial como la luz eléctrica.
«Debemos cuestionarnos cómo se aprende y cómo se enseña en este entorno de hiperconectividad», afirmó Ortiz, subrayando la necesidad de una educación dinámica que responda a las demandas del «aquí y el ahora».
Por su parte María Augusta Hermida, rectora de la Universidad de Cuenca, enfatizó la importancia de la incorporación del Departamento de Educación, inaugurado en marzo de este año, y su rápido impacto en la formación académica, evidenciado en el próximo lanzamiento del primer Doctorado en Educación. Este programa tiene centra su interés generar investigación crítica que aborde los desafíos sociales desde una perspectiva inclusiva, sostenible y resiliente.
«Es crucial abrir las barreras de la educación actual para atraer nuevos talentos que aporten soluciones innovadoras. La educación debe ser el puente hacia una sociedad más justa y equitativa», recalcó la rectora.
El simposio, fundamentalmente, permitió compartir experiencias y conocimiento derivados de investigaciones de alto impacto realizadas por académicos de las Facultades de Filosofía y Psicología. Las ponencias se enfocaron tanto en innovación educativa, pedagogía, parentalidad positiva, competencias digitales, enseñanza del idioma inglés, así como, la diversidad en la educación y las trayectorias educativas. Estas iniciativas tienen como objetivo no solo resolver problemáticas actuales, sino también reconfigurar las bases del aprendizaje en un mundo globalizado.
El evento también estuvo acompañado de Charlas Magistrales; durante el primer día se orientaron en el aprendizaje basado en proyectos y la ejecución de programas de posgrado. Asimismo, la propuesta de diseño de Educación Superior.
En el segundo día se abordaron las diversas metodologías actuales de la educación y se analizó el conocimiento en crisis.
El evento presentó perspectivas visionarias sobre la educación, transcendiendo las barreras tradicionales mediante investigaciones pertinentes que se adaptan a las exigencias de un mundo cada vez en constante cambio.
Finalmente, el evento culmino con las palabras de Monserrath Jerves, vicerrectora de Investigación e Innovación, quien evocó a Paulo Freire al afirmar: «La educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor».
Jerves hizo hincapié en que la educación es una herramienta poderosa para romper las desigualdades y construir una sociedad más justa y equitativa. Subrayó además el compromiso social de la Universidad de Cuenca, que radica en comprender profundamente la realidad y el contexto educativo de la ciudad, región y el país.
En su intervención, señaló que la investigación educativa es un pilar fundamental para abordar los complejos desafíos de nuestra época y para diseñar soluciones que respondan a las exigencias de una sociedad en constante transformación. Con este llamado a la acción, el simposio cerró reafirmando la importancia de la educación como motor de cambio social.