Según Kacey Ernst la cuarentena es “la separación física obligatoria de personas no enfermas que han estado expuestas a una enfermedad contagiosa” y ha sido utilizada desde hace miles de años, incluso antes de que se conociesen las causas de las infecciones.
El término cuarentena se origina en los cuarenta días que se empleaban para prevenir la propagación de la Peste Negra en el siglo XIV, y también del tiempo que se exigía esperar a los barcos fuera de los puertos para enfrentar el Cólera y la Malaria.
La presencia del virus denominado SARSCoV2, causante de la enfermedad que llamamos COVID-19, ha obligado a aplicar esta medida excepcional y a hacerlo con dimensiones sin precedentes, miles de millones de personas en el mundo confinadas en sus hogares, para evitar que sean infecten con el virus.

La razón es que el SARSCoV2 puede transmitirse antes de que el portador del virus presente síntomas, es decir hay hasta 14 días en que una persona puede portar el virus, no sentirse enferma e ir contagiando a todos los contactos que encuentre en su camino. Esta situación se exacerba porque aún después de los catorce días el 80% de personas pueden tener síntomas leves e incluso, en algunos casos, ser asintomáticos lo cual hace que la transmisión sea más difícil de controlar.
En el Ecuador, según informe de situación del Comité de Operaciones de Emergencia Nacional, hasta el 1 de abril, había 2758 casos confirmados; hasta el 20 de abril, el número de casos confirmados fue de 10128, pero es muy probable que existan más personas portando el virus. Al no poder precisar las dimensiones de la enfermedad, la prevención más adecuada es la separación física obligatoria en cada uno de los domicilios.
La pandemia evidencia que la relación entre la sociedad mundial y la naturaleza vive una crisis, aún antes del virus, y que es necesario repensar esta lógica que prioriza la acumulación de capital por encima de la vida, también desnuda las enormes desigualdades creadas por el sistema y la vulnerabilidad de los que menos tienen. Pero también abre la esperanza de que cuando la cuarentena termine y salgamos de casa, hayamos aprendido que tenemos que ser más solidarios, que debemos cuidar de los otros, no solo para que disminuya la velocidad de la epidemia sino también para construir otra forma de hacer comunidad.
La Universidad de Cuenca es parte del Proyecto Internacional ICP Covid que busca identificar el grado de adhesión de la población a las medidas de restricción. Para ello se realiza una encuesta en línea, cada dos semanas. La participación es voluntaria y anónima, usted puede acceder a la misma a través del siguiente enlace:
https://www.icpcovid.com/en/country/ecuador
Cuenca, 20 abril 2020
Nota:
Para el 23 de abril del 2020 el Ministro de Salud del Ecuador, Juan Carlos Zevallos mediante cadena nacional emitió un informe nacional con datos actualizados sobre el resultado de pruebas represadas, dando un total de 22.160 casos confirmados.
Sobre autor
David Acurio Páez
Médico, Master en Salud Familiar y Comunitaria, PHD (c) En Salud Colectiva. Ex Viceministro de Salud, docente de la Universidad de Cuenca.