Autor: Dr. Guido Pinos
Vivamos nuestro aislamiento como una oportunidad para meditar y reflexionar sobre nuestra vida,

A lo largo de los tiempos se han producido diversas epidemias, la primera registrada históricamente es la peste en Atenas (428 a. C.) que provocó la muerte de 150.000 habitantes, la peste negra que afectó entre el 30 y el 50% de la población europea (90% de afectados fallecían), la gripe española, la peste bubónica, la viruela, el cólera y más modernamente el SIDA, el SARS, la gripe aviar, el zika, etc. Todas ellas, en su momento, dejaron secuelas impresionantes de muerte y desolación.
Ante esta situación, es notoria la presencia de dos tipos de reacción psicológica: el temor de la persona a enfermar y morir, y de otra parte la sensación de encierro y aislamiento que sentimos ante la imposibilidad de poder circular libremente. Esta situación genera una ruptura brusca de la vivencia de continuidad psíquica y produce una respuesta emocional de incertidumbre e impotencia ante este proceso de cambio.
Nuestros rasgos de personalidad colorean la forma de reacción en esta situación de crisis, las personas que tienen tendencia a la ansiedad, a la hipocondría, que tienen una visión catastrófica de la vida son víctimas de diversas formas de reacción emocional con manifestaciones que simulan enfermedades físicas.
Como toda reacción ante una crisis, toda persona pasa por varias etapas:
- de negación o rechazo a aceptar la situación; 2. de tristeza o rabia por lo ocurrido y solamente entonces se puede pasar a una etapa 3. de aceptación progresiva de la situación, que es cuando podemos pasar a pensar en cómo debemos afrontar lo que sucede. Una persona que persiste en las dos primeras etapas no está en condiciones de aceptar situaciones como la de confinamiento obligado a pesar de sus necesidades de laborar, divertirse o simplemente de caminar por donde quiera.
Como recomendaciones ante la situación presente sugerimos:
- Obtener información de fuentes oficiales, evitando los rumores y la desinformación que circula en las redes sociales.
- Tener confianza en la capacidad de nuestro cuerpo y en particular de su sistema inmunológico para afrontar los efectos del virus. A lo largo de la historia este factor ha sido clave para superar las epidemias.
- Apoyarse en las personas de nuestro entorno cercano.
- Evitar permanecer en una actitud pasiva: dormir en exceso, ver TV, etc. Debemos aprovechar el día, es una oportunidad para lograr algún avance personal.
- Trabajar un horario de actividades para este período incluyendo actividades físicas e intelectuales: gimnasia, dibujo, lectura, escuchar música, etc.
Vivamos nuestro aislamiento como una oportunidad para meditar y reflexionar sobre nuestra vida, a lo mejor podemos revisar nuestras metas de vida. Este tiempo sin actividad regular puede generar un cambio personal importante si lo sabemos aprovechar.
Sobre autor
Dr. Guido Pinos.
Dr. Guido Pinos A. Doctor en Medicina y Cirugía, Especialista en Psiquiatría, Magister en Investigación en Salud, Certificado en Psicología Social.