La mañana del jueves 3 de octubre, con un recorrido guiado de Eduardo Idrovo por las áreas verdes del Campus Central, inició la presentación de su libro “La flora urbana de Cuenca”. Fueron los estudiantes de las carreras de Periodismo e Ingeniería Ambiental los primeros en conocer de esta obra que tiene como objetivo proporcionar a la ciudadanía información de varias especies para que aprendan su valor y puedan protegerlas. 

Idrovo explicó las cualidades de varias especies, siendo el árbol de alcanfor, ubicado en la parte posterior del Teatro Carlos Cueva Tamariz, uno de los más llamativos por ser parte del Patrimonio de la institución y de la ciudad. Es de uso medicinal, se extrae su aceite que contiene múltiples propiedades. Entre otras especies nombró al árbol de quinua, arupos, cactus San Pedro y la flor de amancay.

En el libro se describen varias especies que se encuentran también en las áreas verdes y jardines de los campus Balzay, El Paraíso y Yanuncay. 

Para el vicerrector académico Juan Leonardo Espinoz, el aporte institucional con la edición de este libro, por medio de la UCuenca Press, es evidencia de una responsabilidad institucional histórica en cuidar el ecosistema dentro de la urbe que nos acoge.

Agregó que la Universidad de Cuenca tiene la misión de formar investigadores y profesionales comprometidos con una sociedad justa, diversa y sostenible, dispuestos a ser agentes de transformación. “Esperamos que nuestros egresados más allá de entender el significado de ser responsables con la naturaleza, lo apliquen y sean actores que aporten al cambio en esa dirección”, comentó. 

En total, la obra presenta la información, características e ilustraciones de 217 especies vegetales representativas de la flora urbana de Cuenca. Se ha clasificado en dos grupos: frutales y ornamentales. En las frutales 15 corresponden a árboles, 13 a arbustos, cuatro a enredaderas y dos a herbáceas; en las ornamentales 51 corresponden a árboles, cuatro a palmeras, 59 a arbustos, 13 a enredaderas y 56 a herbáceas.

Eduardo Idrovo, de profesión ingeniero agrónomo, ha dedicado parte de su vida a estudiar y gestionar la flora, principalmente urbana. Enfatizó que el objetivo de su libro es acercar a las personas a la vegetación, que se reconecten con la naturaleza a través de las áreas verdes. “Solo quien conoce, aprende a valorar y por tanto respetar las plantas”, manifiesta.

En el esfuerzo de transmitir y difundir las experiencias y conocimientos sobre el manejo de la vegetación urbana de la ciudad, Idrovo destacó que contar con abundante flora aporta a reducir los efectos del cambio climático y a generar mayor biodiversidad.